por Fenix » Mar Jun 25, 2013 12:40 pm
La siguiente tabla muestra la fortaleza relativa del sector financiero de Wall Street comparado con el S&P 500 de gran capitalización, de mediana capitalización, y de pequeña capitalización. Una línea al alza implica que el sector financiero está haciéndolo mejor que su índice de referencia, mientras que si está cayendo, lo está haciendo peor.
La interpretación de este gráfico, realizado por Bespoke Investment, es que el sector financiero lo ha estado haciendo mejor en el último año que otras grandes compañías de EE.UU. Las grandes carteras han sobreponderado a las financieras, quitando peso a otros sectores como el industrial, petrolero, consumo discrecional.
Por otro lado, este mejor comportamiento no aparece cuando la comparación es con empresas de mediana y pequeña capitalización.
La conclusión de esto es que las pequeñas y medianas compañías han tenido un excelente comportamiento en el último año, superando al sector financiero, que a su vez superaba al resto de empresas de gran capitalización. Normalmente este comportamiento se produce en las partes finales de las tendencias alcistas multianuales.
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A veces los sesudos y extensos informes confunden más que aclaran la situación. Ayer leí un breve pero interesante artículo del premio nobel de economía Paul Krugman en el New York Times que no me resisto a reproducir y comentar en estas páginas.
En él se compara la situación económica de Florida con la de España, y cómo una estructura federal bien asentada ha permitido que el estado americano haya recuperado parte de su vigor económico, mejorando sensiblemente su mercado laboral. Por el contrario, España, que ha sufrido problemas similares a los de Florida, sigue inmersa en una economía en recesión, con una tasa de paro que ha condenado a gran parte de varias generaciones al desempleo por el resto de sus vidas.
Krugman ha sugerido en varias ocasiones que una buena manera de entender los problemas del euro es comparar las experiencias de Florida y España. Ambos estados tuvieron enormes burbujas inmobiliarias que terminaron estallando, alimentadas en parte por los compradores de inmuebles costeros para las vacaciones. Ambos sufrieron recesiones desagradables como resultado, pero sus destinos se separaron, porque uno era parte de una unión fiscal y monetaria, mientras que el otro realmente no.
A medida que su economía se contrajo, Florida pagó mucho menos en impuestos federales, así como el gasto federal en el estado aumentó. Cramer calcula que la ayuda federal a Florida en 2010 fue en torno al 5 por ciento del PIB. Esa cuantía de ayuda, no de préstamos, sería inconcebible en Europa.
Como todo el mundo sabe, España sigue sufriendo un desempleo cada vez más alto, y pese a las medidas del BCE que han contenido sus costos de endeudamiento, no se ve el fin a su crisis financiera y económica.
Mientras tanto, ¿qué está pasando en Florida? Cabe destacar que la tasa de desempleo de Florida no sólo está bajando, sino que es ligeramente inferior a la media nacional:
¿Cómo sucedió eso? No ha sido debido a un gran auge del empleo -la disminución del empleo en Florida ha sido mucho más grande que el conjunto de la nación-, lo que ha sucedido probablemente, es la emigración. Los trabajadores de Florida salen de ese estado hacia mejores mercados de trabajo. Por cierto, una prueba en contra de la idea de que los desajustes estructurales explican el débil empleo.
La emigración es un gran problema cuando ocurre en Europa, ya que socava la base fiscal, pero en Florida, que se beneficia de los programas federales de jubilación y de atención sanitaria, la vivienda de la tercera edad es en realidad una industria exportadora.
Una libre circulación real de trabajadores y de capital en Europa reduciría sensiblemente las desigualdades en la UE, pero en la práctica no sucede tal circulación. En cambio, en EE.UU. los desequilibrios en el mercado laboral de California, con un déficit en determinados puestos de trabajo, son compensados con la transferencia de trabajadores de Nueva York con ese perfil laboral.
Como afirma Cramer, la evidencia continúa señalando que Europa no estaba preparada para una moneda única. Carlos Montero